Un viajero interestelar con anomalías
Desde la segunda mitad del año, un cuerpo celeste proveniente de fuera del sistema solar ha provocado curiosidad, debate científico y una ola de hipótesis. Se trata de 3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar registrado en la historia. Fue detectado en junio por el complejo ATLAS, ubicado en Chile y administrado por la NASA, y desde entonces su comportamiento ha resultado extraño incluso para los astrónomos.
Entre la comunidad científica se confirma que es un cometa natural; sin embargo, algunos astrofísicos sostienen que los datos actuales podrían abrir la posibilidad de otras interpretaciones. Uno de ellos es Avi Loeb, físico de Harvard, quien afirma que “no debemos descartar que 3I/ATLAS sea un artefacto creado por una inteligencia que aún desconocemos”, señalando que la ciencia podría estar interpretando el fenómeno bajo un sesgo: asumir que todo objeto es un cometa solo porque nunca hemos visto algo similar.
Una “anti-cola” que apunta al Sol
La primera anomalía se registró poco después de su descubrimiento: en lugar de la típica cola orientada en dirección contraria al Sol, 3I/ATLAS mostró una anti-cola que parecía apuntar directamente hacia la estrella.
El material expulsado —según observaciones desde el Telescopio Óptico Nórdico, en las Islas Canarias— contenía dióxido de carbono, agua, trazas de cianuro y una aleación de níquel no observada en procesos naturales conocidos, similar a compuestos generados por actividad industrial.
Los científicos calificaron el fenómeno como “extraño” y difícil de explicar con los modelos actuales, lo que aumentó el debate.
Desaparición inesperada de la cola
El 5 de noviembre, la NASA confirmó que la anti-cola desapareció, dando paso a una cola convencional, extensa y luminosa. Las proyecciones indican que supera los 56 mil kilómetros, producto de una pérdida de masa cercana al 13% tras el perihelio, junto a una aceleración que no coincide con la desgasificación típica de los cometas.
Brillo azul y aumento repentino de luminosidad
Cuando se acercó al Sol, el objeto pasó de ser rojizo a azul, mientras su brillo aumentaba abruptamente. Para algunos entusiastas del origen artificial, el cambio sugiere que el cometa “activó un mecanismo” aprovechando la gravedad solar, como si “encendiera un motor”.
No obstante, los astrónomos explican que los cometas suelen intensificar su luminosidad al fragmentarse y que algunos tipos de polvo reflejan el color azul con mayor fuerza.

Un cometa con muy poca agua
Las primeras mediciones apuntan a que solo 4% de la masa de su cola es agua, a diferencia del 80% típico de los cometas del sistema solar. Esto confirma que su composición es radicalmente distinta, aunque coherente con su origen interestelar, ya que los cuerpos helados de otros sistemas pueden estar compuestos principalmente de dióxido de carbono, metanol o monóxido de carbono.
Un estudio del radiotelescopio Meerkat detectó radical hidroxilo (OH), confirmando la presencia de agua en otra forma molecular.
Dos colas y una composición inusual
3I/ATLAS presentó dos colas simultáneas: una convencional y una anti-cola. Aunque las anti-colas son raras, ya se han observado en cuerpos con partículas grandes empujadas hacia el frente por la radiación solar.
Esto indica que el cometa expulsa partículas de distintos tamaños, lo que refuerza que sus características son inusuales pero explicables con física cometaria conocida.
¿Viene del mismo lugar que la señal Wow!?
La trayectoria de 3I/ATLAS parece provenir de una región cercana al origen de la famosa señal Wow!, registrada en 1977. Este dato alimentó teorías tecnológicas; sin embargo, estudios recientes sostienen que la señal Wow! fue producida por nubes frías de hidrógeno amplificando la emisión de una estrella de neutrones, descartando relación con 3I/ATLAS.
Además, el Hubble y el James Webb detectaron variaciones bruscas en la actividad de su núcleo, difíciles de explicar con modelos de sublimación de hielo, lo que mantiene abierta la discusión.
¿Un objeto con rumbo a Júpiter?
El astrofísico Avi Loeb también ha sugerido que el objeto podría dirigirse hacia el radio de Hill de Júpiter, posiblemente para “estacionarse” y ahorrar energía, o incluso para desplegar sondas.
El sistema JPL Horizons de la NASA confirma que 3I/ATLAS pasará por la zona el 16 de marzo de 2026, a unos 53,445 millones de kilómetros del planeta. Aunque la idea de maniobra intencional es especulativa, el desvío sigue siendo un misterio científico.
¿Representa un peligro para la Tierra?
Agencias espaciales internacionales y la NASA descartan cualquier riesgo. El objeto pasará a 1.8 unidades astronómicas de la Tierra, es decir, aproximadamente 270 millones de kilómetros, una distancia segura para la vida humana y para las infraestructuras tecnológicas.









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