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Kiosco Morisco: la joya mudéjar de la CDMX

Kiosco Morisco de día
Luisa Ortega
Kiosco Morisco de día

En el corazón de la colonia Santa María la Ribera, la Alameda se engalana con una de las estructuras más emblemáticas de la Ciudad de México: el Kiosco Morisco, una joya arquitectónica que este año celebra 141 años de historia.

La pieza fue diseñada entre 1884 y 1885 por el arquitecto José Ramón Ibarrola, por encargo del entonces presidente Porfirio Díaz para representar a México en la Exposición Universal de Nueva Orleans. Su estructura desmontable lo convirtió en una obra revolucionaria para su época, ya que podía desarmarse, transportarse y volver a ensamblarse sin perder su belleza ni su solidez.


Gracias a esta innovación, el kiosco viajó por el mundo: fue exhibido en París en 1889 y en San Luis, Missouri, en 1904, antes de regresar definitivamente a México. En sus primeros años, se encontraba en la Alameda Central de la Ciudad de méxico, donde albergó la sede de la Lotería Nacional. Sin embargo, para dar lugar a la construcción del Hemiciclo a Juárez, Porfirio Díaz ordenó su traslado a la plaza principal de Santa María la Ribera, donde permanece hasta hoy como Monumento Artístico de la Nación, declarado por el INAH en 1972.

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Inspirado en el arte árabe y mudéjar hispanoamericano, el Kiosco Morisco es un estallido de colores, figuras geométricas y patrones ornamentales. Sus arcos y columnas coloridas, su barandal metálico azul y su cúpula con 264 vidrios —coronada por un águila porfiriana —conforman una estructura única que captura la luz y la mirada de todos quienes lo visitan.

En 2003 fue sometido a un proceso de restauración integral, durante el cual se reemplazaron más de 1,500 tornillos para reforzar su ensamblaje y preservar su esplendor original.

A lo largo del tiempo, este monumento ha sido fuente de inspiración para artistas e intelectuales como Amado Nervo, José Vasconcelos, José Alfredo Jiménez, Felipe Carrillo Puerto, José María Velasco y Alma Reed, quienes encontraron en su belleza una metáfora del México que mira al futuro sin olvidar su pasado.

Más que una estructura, es un símbolo de identidad, arte e historia que sigue iluminando la Ciudad de México después de más de un siglo. Hoy, el Kiosco Morisco sigue siendo punto de encuentro, paseo obligado y orgullo de la colonia Santa María la Ribera, así como un rincón que merece ser visto, admirado y sentido.


Luisa Ortega

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